Probablemente no haya unas obras literarias del período de la inmediata posguerra más importantes para la formación de la postura ante la Unión Soviética en los albores de la Guerra Fría que las dos novelas distópicas de George Orwell, Rebelión en la granja y 1984.
Orwell se había sentido profundamente escandalizado por lo que había visto en España durante la guerra civil que era la intolerancia estalinista de cualquier desviación de las rígidas
líneas del partido. Su anticomunismo se había intensificado a raíz del Pacto Hitler-Stalin de 1939. Y cuando Stalin se convirtió en aliado de Gran Bretaña tras la invasión alemana de 1941, Orwell se sintió horrorizado de que “ese repugnante asesino esté temporalmente de nuestro lado, y de ese modo se olviden de repente las purgas”. Debido a la alianza forjada durante la guerra con la URSS, los editores rechazaron la tremenda sátira de la aparición de la dictadura de Stalin que es Rebelión en la granja cuando la obra quedó terminada en 1944. Finalmente apareció con gran éxito al año siguiente, una vez acabada la guerra en Europa,
Pacto Hitler-Stalin de 1939. |
reflejando la nueva atmósfera de la Guerra Fría e influyendo en ella. Aún más influyente fue la espeluznante visión futurista de lo que podía significar semejante dictadura para la libertad individual y la tolerancia política expresada en su novela 1984, publicada en 1949 en un momento en el que la Europa del este ya había caído en las garras de la dominación soviética.
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