En diciembre de 1663, un gales llamado Henry Morgan navegó ochocientos kilómetros por el Caribe para realizar un espectacular ataque contra un puerto español llamado Gran Granada al norte del lago de Nicaragua. El objetivo de la expedición era simple: encontrar y robar el oro español u otros bienes muebles. Cuando Morgan y sus hombres llegaron a Gran Granada (tal como el gobernador de Jamaica informó en un despacho a Londres) “dispararon una descarga cerrada, inutilizaron dieciocho cañones grandes… tomaron la casa del sargento mayor donde estaban todas las armas y municiones, encerraron como prisioneros en la iglesia principal a trescientos de los vecinos notables… realizaron un saqueo de dieciséis horas, soltaron a los prisioneros, hundieron todos los barcos, y se marcharon”. Fue el inicio de una de las más extraordinarias gestas de robo y saqueo del siglo XVII. No hay que olvidar que fue así como se inició el imperio británico: con un vendaval de latrocinio y violencia marítima.
En Londres, se consideraba que la piratería era una manera
de hacer la guerra con un bajo presupuesto contra España, el principal enemigo europeo de Inglaterra. En efecto, la corona dio licencia a los piratas como tales, legalizando sus operaciones a cambio de un porcentaje de sus ganancias. La carrera de Morgan es el clásico ejemplo del modo como se inició el imperio británico.Lo que Morgan hizo con lo que saqueó fue invertirlo en la compra de propiedades en Jamaica, adquiriendo más de 338 hectáreas en el valle del río Miño (hoy valle de Morgan). Después añadió 1.618 hectáreas de la parroquia de Saint Elizabeth. Lo interesante de esta tierra era que era ideal para sembrar caña de azúcar. Este hecho nos da la clave del cambio que experimentó la expansión ultramarina británica. El imperio había comenzado con el robo de oro y progresó con el cultivo de caña de azúcar.
Sir Henry Captain Morgan |
El profesor Niall Ferguson señala que imperio británico nació primordialmente como un fenómeno económico, cuyo crecimiento fue estimulado por el comercio y el consumo. La demanda de azúcar llevó a los comerciantes al Caribe, y la demanda de especias, té y tejidos los llevó a Asia. Desde el comienzo se trató de una globalización con navíos provistos de cañones. Los británicos no fueron al principio creadores de imperios, sino piratas que se dedicaban a saquear a los imperios de Portugal, España, Holanda y Francia. En realidad, fueron imitadores imperiales.
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