Culpar al otro es fácil, sobre todo cuanto se siente que de verdad el otro tiene la culpa. Pero aunque se justifique culparlo, por lo general es contraproducente. Cuando se ataca, la otra parte se pondrá a la defensiva. Dejará de escuchar, y atacará a su vez. Juzgar la culpa ajena involucra a las personas firmemente en el “problema”. Cuando se habla sobre un "problema” hay que separar los síntomas y la persona.
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