jueves, 16 de noviembre de 2017

Reducir la ignorancia puede entenderse como la reducción de la incertidumbre.

Adquirir conocimiento, dice Norman Dixon, supone la reducción de la ignorancia por medio de la adquisición de datos, pero raramente es absoluta la ignorancia e igualmente rara es la ocasión en que se produce su reducción completa. Así, reducir la ignorancia puede entenderse como la reducción de la incertidumbre que se tiene en relación con una determinada situación. De ahí se sigue que un hecho improbable o inesperado contiene más información (es decir, reduce más incertidumbre) que uno esperado. Pero un hecho inesperado es absorbido con mayores dificultades que un hecho esperado. 

El siguiente ejemplo, se sitúa en un ambiente militar. En este caso el mensaje consiste en un informe enviado por el servicio de espionaje y dice: El enemigo está preparándose para contraatacar. Luego detalla la fuerza, disposición, fecha y lugar probables del contraataque. Pues bien, este mensaje, tan sencillo en apariencia, contiene cantidades de información variables según el comandante que lo recibe. El general A, que esperaba que el contraataque se produjera, recibe muy poca información en el mensaje; éste no hace más que confirmar una hipótesis que ya había sido establecida por él. De hecho, como ya había hecho los preparativos necesarios para tal contraataque, la llegada del informe no era en realidad necesaria. Sin embargo, en el
La caballería británica en la batalla de Cambrai.
caso del general B el mismo mensaje resulta totalmente inesperado. Tan pocas posibilidades de contraataque imaginaba, que la noticia resultó para él un mensaje muy cargado de información. Sirvió, por tanto, para reducir en gran medida la ignorancia y la incertidumbre. Le dio muchas cosas en qué pensar, y muchas cosas que hacer. Tenemos por fin el caso del general C, para quien el mensaje resultó tan absolutamente inesperado que lo ignoró, con resultados desastrosos. El mensaje contradecía sus ideas preconcebidas. Chocaba con sus deseos. Emanaba, o así lo creyó él, de una fuente poco digna de crédito. Como su mente estaba cerrada a la recepción del mensaje, encontró muchas razones para rechazarlo. Como los generales británicos en la batalla de Cambrai, o los generales norteamericanos antes de la contraofensiva alemana en las Ardenas en 1944, el general C ignoró el mensaje y sufrió las consecuencias. 


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