El principio de la libertad no puede permitir que una persona sea libre de no ser libre. El poder renunciar a la libertad no es un ejercicio de la libertad. Entonces, igual que no se autoriza que una persona pueda venderse a sí misma como esclava, hay que argumentar que debe prohibirse el uso de sustancias cuyo poder adictivo es tan grande que prácticamente anula la libertad de la persona.
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