Para el periodista norteamericano Norman Mailer gobernar Norteamérica en compañía de los medios es como pasar una luna de miel con la oreja de tu suegra pegada a la puerta. El presidente de Estados Unidos es la figura de telenovela central en el gran drama norteamericano, y es mejor que tenga el valor de una estrella. El presidente no debe tener habilidad ejecutiva tanto como una personalidad interesante. Un toque de lo egoísta o lo inescrupuloso, ¡sólo un toque!, puede ser necesario para que el héroe siga siendo interesante.
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