Tolerancia. |
La tolerancia es tolerancia precisamente porque no presupone una visión relativista. Quien tolera tiene creencias y principios propios, los considera verdaderos, y, sin embargo, concede que los otros tengan el derecho a cultivar “creencias equivocadas”. La cuestión es importante porque establece que el tolerar no es, ni puede ser, algo ilimitado. “La tolerancia está siempre en tensión y nunca es total. Si a una persona le importa alguna cosa tratará de llevarla a cabo, de realizarla; de lo contrario, es difícil creer que verdaderamente le importe. Pero no intentará realizarla por cualquier medio, a toda costa”. No estamos obligados a tolerar comportamientos que nos infligen daño o perjuicio. Al ser tolerantes con los demás esperamos ser tolerados por ellos.
Giovanni Sartori |
Hoy en Europa la xenofobia se concentra en los inmigrantes africanos e islámicos. ¿Se puede explicar toda la xenofobia y sólo como un rechazo de tipo racial? Seguramente no. En términos étnicos, los asiáticos (chinos, japoneses, coreanos, etcétera) no son menos distintos de los blancos que los africanos. Y ni siquiera los indios (de India) son como nosotros, no lo son para nada, dice Giovanni Sartori, y, sin embargo, ni los asiáticos ni los indios suelen suscitar reacciones de rechazo, ni siquiera allí donde ahora ya son numerosos (los asiáticos en Estados Unidos, los indios en Inglaterra). Hay que hacer notar también que los asiáticos no se dejan asimilar más que los africanos. De lo que se debe deducir que la xenofobia europea se concentra en los africanos y en los árabes, sobre todo si son y cuando son islámicos. Es decir, que se trata sobre todo de una reacción de rechazo cultural-religiosa. La cultura asiática también es muy lejana a la occidental, pero sigue siendo laica en el sentido de que no se caracteriza por ningún fanatismo o militancia religiosa. En cambio, la cultura islámica sí lo es. E incluso cuando no hay fanatismo
sigue siendo verdad que la visión del mundo islámica es teocrática y que no acepta la separación entre Iglesia y Estado, entre política y religión. Del mismo modo, la ley coránica no reconoce los derechos del hombre como derechos universales e inviolables. Y éstas son las verdaderas dificultades del problema. El occidental no ve al islámico como un infiel. Pero para el islámico el occidental sí lo es.
Y añade el profesor Sartori que los extranjeros que no están dispuestos a conceder nada a cambio de lo que obtienen, que se proponen permanecer como extraños a la comunidad en la que entran hasta el punto de negar, al menos en parte, sus principios mismos, son extranjeros que inevitablemente suscitan reacciones de rechazo y de hostilidad. El dicho inglés es que la comida gratis no existe. ¿Debe y puede existir una ciudadanía gratuita, concedida a cambio de nada? La respuesta correcta sería no.
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