Tablilla de arcilla de la biblioteca de Nínive |
Parece que al menos parte de la historia de Noé, tal como se la encuentra en la Biblia ha sido contada en las llanuras de Mesopotamia donde se ha encontrado una parte sobre tablillas de arcilla en las ruinas de la biblioteca de Nínive, la más célebre de la Antigüedad. En trescientas estrofas de cuatro versos, las tablillas cuentan el relato de las aventuras del rey Gilgamesh, epopeya de un hombre que vivió antes y después de la gigantesca inundación que fue probablemente el diluvio descrito en la Biblia.
Louis Charpentier |
Cuenta Louis Charpentier que la onceava de estas tablillas, del ejemplar de Nínive, narra así la historia: Gilgamesh, rey particularmente poderoso, decidió adquirir la inmortalidad y para ello emprendió un viaje para pedir el secreto a su antepasado Utnapishtim; a su vez, éste lo había recibido de los dioses. Utnapishtim vivía en una isla cuya situación no queda, geográficamente, determinada en el relato. Tras un venturoso viaje, Gilgamesh, logró llegar a la isla donde vivía su abuelo, al que interroga a éste sobre el “misterio de la vida”. El ancestro le confió que en otro tiempo había vivido en la ciudad de Shurupak y que era un fiel del dios Ea. Cuando los dioses decidieron hundir la humanidad mediante un diluvio, Ea (como Yavhé para Noé) advirtió a su fiel y le dio la siguiente orden: “Hombre de Shurupak, abate las paredes de tu casa, construye un barco, abandona la riqueza y busca la vida; olvida los bienes y salva tu existencia. Carga el barco que habrás construido con todo tipo de simientes de vida. Y, sobre todo, construye el barco según normas bien establecidas”. El relato que sigue a continuación, explicada por el sumerio que la ha recibido, es precisamente la aventura que la Biblia atribuye a Noé.
antes de que comenzara el diluvio, embarqué animales diversos |
“Anteriormente, antes de que comenzara el diluvio, embarqué animales diversos y a los obreros que me habían ayudado a construir el barco. Cargué también todo lo que poseía en simientes de vida y cerré la puerta. “Y, poco después, las nubes negras se amontonaron sobre nosotros. Todo lo que era claro se convirtió en oscuro”. Los elementos continuaron desencadenándose “durante seis días y seis noches”. Solamente en el séptimo día la tormenta amainó, entonces “toda la humanidad se hubo transformado en barro”. Tal como se atribuyó más tarde a Noé, el barco se posó sobre una montaña, el monte Nisir que, dice el relato,
“recibió el barco y le impidió seguir navegando”. Para Utnapishtim fue Ea quien se comportó como un ingeniero naval dando a su protegido el plano de un navío de altura, que aquel debió construir. Para Noé, fue Yaveh quien dio las indicaciones para elegir la madera, la construcción e incluso el calafateado para evitar la acción del agua.
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