Cuenta Peter Kemp que en la guerra civil española la flota republicana tenía su base en Cartagena, desde donde dominaba el estrecho de Gibraltar y podía impedir el traslado del Ejército de Marruecos a España. Los republicanos tenían el acorazado Jaime I, los cruceros Libertad, Miguel de Cervantes y Méndez Núñez, dieciséis destructores y doce submarinos, pero las tripulaciones, tras haber dado muerte a sus oficiales, no podían hacer navegar los barcos eficazmente, ni sabían combatir, hasta que, más tarde, fueron instruidas y mandadas por oficiales rusos.
Aviones soviéticos Polikarpov I-16 Mosca |
Los rusos hicieron por los republicanos más o menos lo que los alemanes por los nacionalistas, les mandaron técnicos y material de todas clases. A cambio, exigieron una mucho mayor medida de fiscalización de la política republicana y su estrategia, que la que los alemanes pudieron obtener de Franco. El precio de la cooperación rusa fue la dirección de la guerra por los soviéticos, y la completa dominación de todos los partidos y organizaciones militares republicanas por el partido comunista.
Isaac Deutscher |
El Dr. Isaac Deutscher (Stalin, pp. 422-425), manifiesta que Stalin ordenó las purgas del P.O.U.M. trotskista y de los anarcosindicalistas: “Estableció su eliminación de la administración republicana como condición para la venta de municiones soviéticas a su gobierno. Junto con Instructores militares, mandó a España agentes de su policía política, expertos en la caza de herejías y las purgas, que establecieron su propio reinado del terror en las filas republicanas… puso a Antonov-Ovseenko, héroe de 1917 y antiguo trotskista, a cargo de la purga en Cataluña, bastión de los “herejes”, purgando al propio Antonov-Ovseenko después de su regreso de España”.
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