miércoles, 27 de septiembre de 2017

El amor prueba que la eternidad puede existir en el tiempo.


Amamos el amor, como sostiene San Agustín, amamos amar, pero también amamos que otros amen. Sencillamente porque amamos las verdades. Eso es lo que otorga a la filosofía todo su sentido, la gente ama las verdades, incluso sin saberlo, dice Alain Badiou.

Alain Badiou.
Y añade Badiou que todo amor es eterno, está contenido en la declaración. El problema, luego, tiene que ver con inscribir esa eternidad en el tiempo. Porque, en el fondo, el amor es eso, una declaración de eternidad que debe realizarse o desarrollarse de alguna forma en el tiempo. Una irrupción de la eternidad en el tiempo. De aquí que sea un sentimiento tan intenso.El amor prueba que la eternidad puede existir en el tiempo mismo de la vida y su esencia es la fidelidad.

La presencia del amor en el Antiguo Testamento es considerable, tanto en las prescripciones como en las descripciones. Cualquiera que sea su sentido teológico, El cantar de los cantares es uno de los cantos de amor más
poderosos jamás escritos. El cristianismo es el ejemplo supremo de un uso de la intensidad amorosa en la dirección de una concepción trascendente de lo universal. El cristianismo nos dice: “Si ustedes se aman los unos a los otros, el conjunto de esta comunidad de amor se va a orientar hacia la fuente última de todo amor, que es la trascendencia divina en sí misma”. Entonces, existe la idea de que la aceptación de la prueba del amor, de la prueba del otro, de la mirada sobre el otro contribuye a este amor supremo que es a la vez el amor que le debemos a Dios y el amor que Dios nos da.

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