Cuenta Eric Frattini que el origen de la palabra Mafia estaba envuelto en esa especie de leyenda que a veces ha sido utilizada en beneficio de la propia organización criminal. Algunos estudiosos, aunque sin concretar sus fuentes, datan el origen de la primera organización mafiosa en el siglo XVI. En esa época aparecieron en Italia pequeños grupos organizados conocidos como los Protectores, que imponían su favor a ricos comerciantes y terratenientes a cambio de fuertes sumas de dinero. Si estos no accedían a pagar la protección, algún familiar era asesinado o sus campos quemados. A finales del siglo XVIII y principios del XIX, Sicilia se había convertido en una región sin ley, en parte como consecuencia de las campañas contra los
ejércitos napoleónicos que libraban un gran número de fuerzas del orden. Durante este periodo, las bandas de mafiosos se hicieron fuertes en zonas rurales, imponiendo su ley y sus impuestos a los ciudadanos de la isla. Según la leyenda, es en esta época cuando surge la palabra Mafia. Una de esas leyendas cuenta que una joven siciliana a punto de contraer matrimonio fue violada por soldados franceses. Para lavar tal afrenta, un gran grupo de sicilianos se levantó en armas contra los soldados de Napoleón Bonaparte, al grito de «Morte A la Francia, Italia Anela», y cuyas siglas formaban la palabra Mafia. La segunda versión relata el mismo acto contra la joven siciliana, solo que esta cuenta que la madre, al enterarse de la violación sufrida por su hija, salió a las calles de Sicilia gritando «ma fia, ma fia» (mi hija, mi hija) en el dialecto del lugar, lo que provocó el levantamiento en armas de los sicilianos contra los franceses en una especie de vendetta sangrienta.
Existían en Cosa Nostra cinco mandamientos capitales y que aún en el siglo XXI siguen vigentes entre los miembros de la Mafia, dice Frattini. Un hombre hecho debe acudir siempre en auxilio de un hermano con todos los medios de que disponga, incluso a riesgo de su vida o sus propiedades; un hombre hecho debe obedecer las órdenes de un consejo de hermanos más antiguos que él sin cuestionarlas nunca; un hombre hecho debe considerar una ofensa infligida por un no miembro de Cosa Nostra a un
hermano como hecha personalmente contra él y el resto de hermanos de Cosa Nostra, y este debe estar dispuesto a vengarla a toda costa; un hombre hecho no debe jamás acudir a la policía, los tribunales de justicia o cualquier otra autoridad gubernamental en demanda de ayuda; y un hombre hecho, ni bajo el dolor o la muerte, debe nunca reconocer la existencia de Cosa Nostra, discutir sus actividades o revelar el nombre de otro miembro de Cosa Nostra.
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