Los Tudor. |
En el siglo XVI era frecuente que los gobiernos reclutasen parte de sus soldados en el extranjero, bien porque las tropas extranjeras estuvieran mejor entrenadas, o porque fueran más de fiar, o tal vez con el único fin de impedir que las pudiese utilizar un gobierno enemigo. Lo ha observado sir George Clark: “El mapa de las fuertes de recursos humanos en una guerra normalmente no solía coincidir de forma exacta con el mapa de los componentes políticos de los dos bandos”. Así, entre 1544 y 1551, los Tudor emplearon caballería albana y un regimiento de infantería española contra los escoceses, y hasta el 20 por 100 de los ejércitos franceses de este período lo constituían tropas suizas y alemanas. En ambos casos, las tropas extranjeras formaban preferentemente la élite, sirviendo en la vanguardia de todas las acciones de guerra, puesto que se confiaba en ella más que en ninguna otra y puesto que sin ellas no se atrevían a emprender ni la operación más insignificante, dice el profesor Parker.
Los ejércitos de los Habsburgo dependían todavía más de las tropas extranjeras; el Ejército de Flandes, por ejemplo, estaba integrado por tropas de hasta seis naciones diferentes. Al lado de las tropas reclutadas en el país, las valonas, prestaban servicio unidades españolas, italianas, borgoñonas, alemanas y británicas. Con el fin de reducir las fricciones, se las mantenía como unidades independientes administrativamente; los españoles podían servir y mandar sólo contingentes españoles y así los demás. No obstante, raras veces las tropas extranjeras del Ejército de Flandes eran simples mercenarios como las tropas auxiliares españolas que servían en el ejército de los Tudor o las suizas en el de los Valois. La inmensa mayoría eran a la vez súbditos y soldados del rey de España. Las tropas españolas, borgoñonas y las de los Países Bajos, así como las italianas reclutadas en los dominios españoles de Lombardía, Nápoles o Sicilia servían todas a su propio príncipe soberano. Las alemanas se reclutaban cuidadosamente en los Estados patrimoniales de los Habsburgo, en Austria, en el Tirol y en Alsacia, pretendiéndose con ello ganar su conformidad política y religiosa. Incluso las tropas británicas antes de 1605 eran las que habían traicionado a las ciudades holandesas al seguir a España o bien católicos inconformistas que buscaban asilo en la persecución; en ambos casos eran totalmente adictos al rey de España y a su causa. Con anterioridad a la década de 1640 los simplemente mercenarios eran pocos.
El ejército de Flandes |
Sin embargo,ningún estado podía otorgar comisiones para reclutar tropas fuera de sus límites territoriales,ello infringiría la soberanía de otro príncipe. Durante el Imperio, el Ejército de Flandes tenía que hacer sus levas, en las Islas Británicas y en la Italia no española, mediante asentistas. Obviamente eran menores las implicaciones políticas que suponía reclutar soldados para una potencia extranjera si una agencia neutral o nativa actuaba como intermediario, como empresario.
Los Tercios y la Guerra franco-española (1635) |
En 1631 el rey pedía algunas tropas valonas para emplearlas en España, siendo ésta la primera de una larga serie de peticiones semejantes. A raíz de estallar la guerra con Francia en 1635, fueron embarcadas para España tropas alemanas, irlandesas y valonas, mientras que se enviaban por mar al Ejército de Flandes tropas españolas y unas pocas italianas. En ambos escenarios los extranjeros sirvieron como tropa de élite. España había creado un sistema de expatriación militar, dice Parker.
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