miércoles, 28 de diciembre de 2016

Conservadurismo.

 Lord Tennyson
A veces se retrata injustamente el conservadurismo como una opción meramente reaccionaria, una forma de obsesión por lo antiguo, fijada en el pasado sin más razón de peso que el que sea pasado. El poeta británico lord Tennyson mostró que entendía mejor el concepto en su poema Hands all Round (1882): “El hombre que es un auténtico conservador / es el que poda la rama podrida”. “Pero, añadió más adelante en una conversación con el filósofo escocés William Angus Knight, la rama debe estar podrida antes de arriesgarnos a podarla”.

Edmund Burke
El conservadurismo otorga gran valor a la tradición y la sabiduría extraídas de las prácticas y costumbres de las generaciones previas. Esta reserva de conocimiento acumulado, que excede con creces la inteligencia de cualquier individuo, es, en opinión de Burke, el valor más preciado de la sociedad, una herencia sagrada que debe ser asumida por una generación y transmitida con reverencia a la siguiente. La tradición, apuntó el escritor inglés G. K. Chesterton, es la “democracia de los muertos”, que implica “conceder el voto a la más oscura de todas las clases, nuestros antepasados”.

La naturaleza conservadora es profundamente suspicaz frente a los planes frívolos de los visionarios y los planificadores políticos,manifiesta Ben Dupré, las utopías, panaceas y fantasías volátiles (en expresión de Burke), que, según muestra la amarga experiencia, convierten los sueños de progreso y mejora social en pesadillas de retroceso o represión.
Ben Dupré


“Existe algo más que la simple alternativa entre la destrucción absoluta y la existencia sin reformar, comentaba Burke,una disposición a preservar y una capacidad para mejorar, tomadas en conjunto, serían mi estándar para un estadista. Todo lo demás es vulgar en su concepción y peligroso en su realización”.

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