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Haeckel |
El otro día en una conferencia escuche la importancia de Haeckel en el pensamiento de lo que hoy se denomina “políticamente correcto”. Pues bien, para los no informados a continuación "aclaro" su filosofía:
La importancia de Haeckel no reside en que elaborase nada nuevo, sino precisamente en que desarrolló todo el abanico de implicaciones del darwinismo, proclamando la nueva verdad con intensidad, frecuencia y una brutal coherencia. En Haeckel encontramos un apoyo pleno y sin vacilaciones no sólo a la eugenesia y la exterminación racial, también al aborto, el infanticidio y la eutanasia.
Haeckel estaba convencido de que el cristianismo había separado al pueblo alemán de su recta y precristiana adoración de la naturaleza, y de que debía volver a esas raíces precristianas. Para Haeckel, la creencia supersticiosa del cristianismo en que cada individuo de la especie humana tiene un alma inmaterial provocaba que los débiles quedasen al abrigo de los rigores de la selección natural. Esta absurda caridad “que se practica en nuestros estados civilizados es explicación suficiente del triste hecho de que, ateniéndonos a los datos de la realidad, la debilidad de cuerpo y de carácter aumentan de forma constante entre las naciones civilizadas, y de que de este modo los cuerpos fuertes y sano s, con espíritus libres e independientes, se están haciendo más y más escasos”.“¿Qué utilidad reporta a la humanidad mantener y criar a los miles de cojos, sordomudos, idiotas, etc., que nacen cada año con la carga hereditaria de una enfermedad incurable?”, se preguntaba Haeckel. “No sirve de nada replicar que el cristianismo prohibe su destrucción”. Tal oposición “se debe exclusivamente al sentimiento y al poder de la moralidad convencional: es decir, al prejuicio hereditario que se impone a la juventud desde temprana edad bajo el manto de la religión, por muy irracional y supersticioso que sea su fundamento. La moralidad piadosa de este jaez con frecuencia no es otra cosa que la más profunda inmoralidad”.
La nueva ciencia requería una nueva medicina, acorde con la visión darwinista de la naturaleza, que en lugar de inhibir la selección natural aceleraría la exterminación de los no aptos. Haeckel llamó al suicidio un acto redentor. Del mismo modo que al suicidio, el razonamiento se aplicaba al aborto.

La eutanasia era entendida como un imperativo biológico, inherente a la reinterpretación darwinista de la vida humana. Sólo los más aptos deberían tener permiso para reproducirse. Por lo que hace a los no aptos, Haeckel propugnaba la vuelta a las prácticas de la antigua Esparta, que entendía eran una imitación directa de los rigores de la selección natural. La destrucción de los niños recién nacidos que resultasen ser no aptos o inferiores debería considerarse no como un tipo de homicidio, sino como “una práctica beneficiosa, tanto para los niños destruidos como para la comunidad”.
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