Bastiat. |
La vida, la libertad y la propiedad, dice Bastiat (1801-1850) no existen porque los hombres han legislado; al contrario, la vida, la libertad y la propiedad existían antes, y por eso los hombres legislaron. Como la vida humana necesita propiedad y libertad para desarrollarse y florecer, la ley que las contraría no es ley sino explotación legal.
La democracia se ha extendido como nunca, y con ella las Administraciones Públicas, cuyas dimensiones alcanzan hoy las cotas más altas de la historia. Y esto ha sucedido como Bastiat lo predijo;porque la ley ha sido hipertrofiada frente a la libertad individual, pretendiendo alcanzar toda suerte de abnegados objetivos. Nadie se atreve a ponerle coto, y a derechas e izquierdas se entonan cánticos a lo social y a lo democrático, en el sentido opuesto a lo que esa palabras significan, puesto que cuando se habla de social nunca se habla de la sociedad sino de la política, y se llama democrático a un sistema donde el ciudadano elige cada vez menos por sí mismo, puesto que son los políticos, y los lobbies que a su socaire medran, los que eligen por él. Algunas consecuencias temidas por Bastiat se han producido, como la desmoralización y las tensiones de las pujas redistributivas, los elevados impuestos en que se traduce el Estado, esa “gran ficción a través de la cual todo el mundo se esfuerza por vivir a expensas de todo el mundo”, e incluso la vana búsqueda de objetivos incompatibles (típicamente, más gasto público pero no más impuestos) y de terceras vías que pretenden conciliar lo inconciliable:la libertad y la coacción.
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