La religiosidad sólo es auténtica allí donde es existencial, es decir, allí donde el hombre no es de algún modo impulsado a ella, sino que él mismo se decide por ella.
Viktor Frank dice que la verdadera religiosidad, puesto que es existencial, ha de llegar también a un punto en que brote espontáneamente. Jamás un hombre ha de ser apremiado a ello. A una auténtica religiosidad el hombre no puede ni ser impulsado ni apremiado.
Viktor Frank |
En el caso de la religiosidad inconsciente sólo puede uno curarse si consigue que esta brote con espontaneidad. Toda manipulación programada fallaría aquí, y aun cualquier intencionalidad de alguna manera consciente podría hacer abortar el efecto pretendido. Incluso los sacerdotes conocen bien todas estas cosas, y ni siquiera ellos estarían dispuestos a renunciar a la espontaneidad de toda verdadera religiosidad, opina Viktor Frank.Por más que la religión sea, según su intencionalidad primordial, ajena a toda curación o profilaxis de tipo médico, sucede que en sus resultados,y no según su intención, produce efectos psicohigiénicos e incluso psicoterapéuticos, al originar en el hombre un sentimiento de alivio y anclarle en algo que no ha podido hallar en otra parte, a saber, en la trascendencia, en el Absoluto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario