miércoles, 6 de abril de 2016

La debilidad moral de Occidente en que todos somos Charlie Hebdo, pero nadie es una misionera de la Caridad de Calcuta.

El periodista Pablo Planas se pregunta a quién le importan cuatro monjas negras o noventa católicas paquistaníes. Ahí radica la debilidad moral de Occidente en que todos somos Charlie Hebdo, pero nadie es una misionera de la Caridad de Calcuta.

El llanto selectivo anima a los bárbaros y a los imanes del odio, de tal manera que masacrar cristianos en tierras islamistas tiene un coste cero y una publicidad escasa, mientras que asesinar a ciudadanos occidentales es un golpe de primera magnitud propagandística.


A lo mejor, el día que los mulás y sus secuaces no tengan tantas facilidades para masacrar a los cristianos en sus países se acaba la yihad en Europa. Por el momento, el silencio ante las matanzas de Lahore o Adén no anima a los asesinos a recortarse las barbas. Mientras tanto, la guerra, ni santa ni atea, está perdida opina Planas.

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