Dice Lewis que nunca se encuentra uno precisamente con el Cáncer o la Guerra o la Infelicidad (ni tampoco con la Felicidad). Solamente se encuentra uno con cada hora o cada momento que llegan. Con toda clase de altibajos: cantidad de manchas feas en nuestros mejores ratos y de manchas bonitas en los peores.
No abarcamos nunca el impacto total de lo que llamamos “la cosa en sí misma”. Pero es que nos equivocamos al llamarla así. La cosa en sí misma consiste simplemente en todos estos altibajos, el resto no pasa de ser un nombre o una idea. Es increíble cuánta felicidad y hasta cuánta diversión vivimos a veces juntos, incluso después de que toda esperanza se había desvanecido.
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