A todo se hace uno, por duro que sea, cuando hay fe.Pero sin ese don, ¡qué difícil es a veces vivir!
Cuando se está sufriendo mucho, cuando todo sucumbe alrededor, ¡cuánto bien hace la fe! Nunca había experimentado yo algo parecido: me brotaron lágrimas, me latía el corazón con fuerza; y me descubrí agradecido, al ver que mis sentimientos se purificaban y sanaban; que el ánimo y la fortaleza se renovaban delante de Aquél que escucha al que padece y lo ama hasta el fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario