Toda la historia del hombre es un esfuerzo por elevarse a algo que le aproxime a los ángeles. De todos los animales, el hombre es el único que desde el principio sabe que va a morir y decide su destino.
El hombre construyó su mundo porque se negó a aceptar la ciega accidentalidad del destino. Venció a la naturaleza nada más que con su inteligencia.
Pero cada vez que se deja llevar por el orgullo, pierde su dignidad. El mundo se hunde en mares de sangre, en el caos, la luz se apaga y quedamos en la oscuridad.
Hay que saber distinguir entre el bien y el mal, que es lo mismo que saber donde está la verdad.
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