“En otro tiempo la palabra dada era una palabra sagrada. Ciertamente, el crédito de un hombre se mide por la capacidad de ser fiel a su palabra. Hoy día se utilizan los medios de comunicación, la demagogia, los métodos de control mental y todo tipo de procedimientos para engañar a la opinión pública y manipular las almas, lo que representa una violación colectiva de las conciencias y una grave confiscación de las libertades y el pensamiento”, escribe Robert Sarah.
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