El pueblo sirio ha sufrido mucho en los años en que el conflicto arreciaba en el país, cuando las milicias yihadistas controlaban gran parte del territorio y todo el sistema que había gobernado la nación parecía al borde del colapso. Hoy las armas han sido reemplazadas por la pobreza que ha empujado a una gran parte de la población al borde de la depresión. En este momento los sedantes, tranquilizantes y psicofármacos se encuentran entre los medicamentos más vendidos, en un intento de contener los casos cada vez más frecuentes de enfermedades o trastornos mentales en la gente común.
Millones de sirios recurren cada vez más a psicofármacos y medicamentos para combatir las alteraciones y poder soportar una situación que se está volviendo insostenible. La sensación de miseria, abandono y ansiedad ante el futuro empuja a un número cada vez mayor de personas a recurrir a tranquilizantes y sedantes. Wafaa Keshi, que preside el sindicato de farmacéuticos sirios, da la voz de alarma y explica que el uso de estupefacientes y psicotrópicos es cada vez más frecuente debido al aumento paralelo de los trastornos mentales. Entre los más afectados por la depresión y el malestar se encuentran los veteranos de guerra y los sobrevivientes con discapacidades permanentes, que necesitarían,además del tratamiento farmacológico, tratamiento terapéutico y apoyo psicológico bajo supervisión médica constante. Según algunos cálculos estimativos, el 70% de los fármacos que se vendieron el año pasado pertenecían a la categoría de psicotrópicos, a los que recurren las personas para "escapar" de una realidad marcada por el alto costo de vida, salarios insuficientes y falta de atención médica y educación. Dada la gran demanda de psicofármacos y tranquilizantes, cada vez hay más farmacias que venden productos incluso sin receta médica; al mismo tiempo, se formó un circuito paralelo al oficial, cada vez más floreciente.
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