En su libro, Memoria e identidad, Juan Pablo II escribe: “Pienso, por ejemplo, en las fuertes presiones del Parlamento Europeo para que las uniones homosexuales sean reconocidas como una forma alternativa de familia, a la que correspondería incluso el derecho de adopción. Es lícito e incluso necesario preguntarse si no sigue operando ahí una nueva ideología del mal, quizá más sutil y encubierta, que intenta aprovechar los derechos del hombre contra el hombre y contra la familia”.
“La ideología de género transmite una burda mentira, ya que niega la realidad del ser humano como hombre y mujer. Los grupos de presión y los movimientos feministas la promueven violentamente y se ha transformado rápidamente en una lucha contra el orden social y sus valores. Su objetivo no se detiene solo en la deconstrucción del sujeto. Su principal interés es la deconstrucción del orden social. Se trata de sembrar la duda sobre la legitimidad de las normas sociales e introducir una sospecha en cuanto al modelo de la heterosexualidad; según el género, hay que eliminar la civilización cristiana y construir un nuevo mundo”,escribe Robert Sarah.
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