Señaló Churchill en su discurso “Arms and the covenant”, del 3 de diciembre de 1936, que el nazismo, al igual que su frère ennemie, el comunismo, era una religión secular, “una religión sin Dios” que “batalla con las armas del siglo XX”. Las dos mayores religiones políticas totalitarias del siglo XX rechazaron la herencia moral de la civilización occidental y “sustituyeron a Dios por el diablo y al amor por el odio”. Churchill nunca sucumbió ante la ilusión de esos autodenominados “realistas”, que aseguraban una y otra vez, a sí mismos y a los demás, que Hitler estaba persiguiendo el “interés nacional” de Alemania, aunque tal vez de una manera un tanto desagradable y agitada.En sus grandes discursos bélicos, Churchill apela abiertamente tanto a la democracia liberal como a la ética cristiana, como las bases morales indispensables para resistir a la tiranía nazi y el comunismo. Su énfasis siempre estaba puesto en la “continuidad” de la civilización occidental, que reconoce las sagradas demandas de compasión y justicia, así como también los derechos y la dignidad inviolables de los seres humanos libres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario