Giuseppe Garibaldi |
Podemos rastrear los orígenes de «Sangre, fatigas, lágrimas y sudor» hasta De divinatione II (44 a. C.) de Cicerón y hasta la Historia de Roma desde su fundación de Tito Livio (c. 29 a. C.), obras en las que por primera vez aparecen emparejados con frecuencia los términos sudor et sanguis. En 1823 lord Byron escribió: “Año tras año votaron al cien por cien / sangre, sudor y lágrimas arrancadas a millones. ¿Por qué? Por la renta”. En 1849, el revolucionario y patriota italiano Giuseppe Garibaldi pronunció en la plaza de San Pedro de Roma un enardecedor discurso ante sus soldados sitiados; una frase del mismo dice: “No ofrezco paga, ni cuartel ni provisiones; ofrezco hambre, sed, marchas forzadas, batallas y muerte”. Casi cincuenta años después, un discurso de Theodore Roosevelt pronunciado en el Naval War College en 1897 hablaba de la “sangre y el sudor y las lágrimas, el esfuerzo y la angustia, por medio de los cuales, en los días pretéritos, nuestros antepasados alcanzaron el triunfo”.
guerra de los Bóers |
Churchill en 1900 empezó a trabajar su propia versión cuando escribió el libro acerca del tiempo transcurrido en un campo de prisioneros de los bóeres. Efectivamente, en La guerra de los Bóers. De Londres a Ladysmith vía Pretoria. La marcha de Ian Hamilton pronosticó, plenamente convencido de lo que decía, que la victoria británica en la guerra de Sudáfrica era “solo una cuestión de tiempo y de dinero expresada en términos de sangre y lágrimas”. Complacido a todas luces con la frase, volvió a utilizarla aquel mismo año en un artículo periodístico para el Saturday Evening Post: “Todo ello parecerá muy triste y brutal en tiempos de paz, pero habrá menos sangre y lágrimas cuando llegue la próxima guerra”. En un artículo de 1939 acerca de la guerra del general Franco en España, hablaba de las “nuevas estructuras de vida nacional levantadas sobre sangre, sudor y lágrimas, que no son diferentes unas de otras y por lo tanto pueden ser unidas”.
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