Para el intelectual británico Tony Judt existen dos tipos de conformismo. Uno es el conformismo banal, derivado del interés propio o de una falta de visión. El conformismo del comunismo en sus últimos años. El otro tipo de conformismo es el de los bailarines de Kundera, los creyentes de las décadas de 1940 y 1950. Ya sabes, el círculo de personas que solo se ven las caras unos a otros, volviendo la espalda al mundo mientras creen que lo están viendo todo.
En cuanto a la ética pública, a pesar de Kant, escribe Judt, seguimos careciendo de una base consensuada que no sea religiosa en origen.
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