¿Por qué cree que los corredores de la Bolsa de Nueva York siempre prorrumpen en vítores cuando suena la campana al cierre de la jornada, con independencia del comportamiento que haya tenido ese día el mercado? Porque siempre que hacemos operaciones, ellos ganan dinero, lo ganemos nosotros o no. Al especular en vez de invertir, se reduce las probabilidades de incrementar el propio patrimonio, y aumenta las de incrementar el patrimonio de algún otro.
La especulación siempre es fascinante, y puede ser muy divertida siempre y cuando sus resultados sean favorables. Dice el divulgador económico Benjamin Graham que “la especulación siempre es fascinante, y puede ser muy divertida siempre y cuando sus resultados sean favorables. Si quiere probar suerte, separe una porción, cuanto más pequeña mejor, de su patrimonio, colóquela en una cuenta separada y destínela a este fin. No añada nunca más dinero a esta cuenta simplemente porque el mercado ha evolucionado al alza y los beneficios son copiosos. (En realidad, ése será, precisamente, el momento de empezar a pensar en la posibilidad de retirar dinero del fondo especulativo). No mezcle nunca sus operaciones especulativas y sus operaciones de inversión en la misma cuenta, ni en ninguna parte de su proceso de reflexión”.
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