Para Josemaría Escrivá el acceso a la cultura es un derecho humano fundamental, y es deber de los individuos y de la sociedad procurar que todos tengan la posibilidad de llegar a ella como medio de conseguir la perfección integral de la persona. Una cultura fundamentada en valores profundos enriquece al hombre y le pone en condiciones de desplegar, de lleno, sus posibilidades. De ahí que entre los objetivos que la sociedad debe proponerse ha de estar el empeño por conseguir que todos puedan obtener, por igual, las oportunidades para adquirirla.
“Es necesario que la Universidad forme a los estudiantes en una mentalidad de servicio. Servicio a la sociedad, promoviendo el bien común con su trabajo profesional y con su actuación cívica. Los universitarios necesitan ser responsables, tener una sana inquietud por los problemas de los demás y un espíritu generoso que les lleve a enfrentarse con estos problemas, y a procurar encontrar la mejor solución. Dar al estudiante todo eso es tarea de la Universidad”, manifestaba Josemaría Escrivá.
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