Para Juan Pablo II “lo contrario de la civilización de la muerte no es y no puede ser el programa de la multiplicación irresponsable de la población sobre el globo terrestre. Hay que tomar en consideración el índice demográfico. Y la vía justa es lo que la Iglesia llama paternidad y maternidad responsables. Los centros asesores familiares de la Iglesia así lo enseñan. La paternidad y la maternidad responsables son el postulado del amor por el hombre, y son también el postulado de un auténtico amor conyugal, porque el amor no puede ser irresponsable. Su belleza está contenida en su responsabilidad. Cuando el amor es verdaderamente responsable es también verdaderamente libre”.
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