Theodor Adorno |
Escribe Alessandro Baricco que “se determina como música de arte, y por tanto como música culta, cualquier producto musical al que se adhiera, en la realidad, la praxis de la interpretación. Esto equivale a decir que ningún producto musical es, a priori o sólo en virtud de alguna particular intencionalidad, algo más que un simple producto de consumo. Se convierte en algo distinto en el momento en el cual brota en relación con él el instinto de la interpretación. Traducido en praxis colectiva, ese instinto atribuye a la obra, a través de la práctica de la reproducción y de la reflexión crítica, una suerte de existencia póstuma que extrapola, en el tiempo pero no sólo en él, la realidad y las intenciones de quien ha creado esa obra. Es esa “vida segunda”, y no otra cosa, lo que hace de un producto musical una obra de arte, sustrayéndola de la lógica del consumo puro y simple”.
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