Lo que importa es el hoy. Es el que tenemos. Unos días serán humanamente agradables y otros lo serán menos, pero cada uno de ellos puede ser una pequeña joya, si lo hemos vivido con plenitud humana. El que anda observando el viento no siembra nunca, y el que se fija en las nubes jamás se pondrá a segar (Ecli 11, 4). Es una invitación a cumplir el deber del momento, sin retrasarlo por pensar que se presentarán oportunidades mejores.
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