Erasmo de Rotterdam y España

Erasmo de Rotterdam

El filósofo Frayle Delgado, hablando de Erasmo de Rotterdam  dice que es interminable la lista de humanistas con los que se relaciona Erasmo y con los que mantuvo contacto personal o epistolar;entre ellos Lutero, quien pretendió atraerlo a la Reforma, pero con quien las relaciones quedan rotas cuando publica su ‘De libero arbitrio’ (1524), contra las teorías de Lutero; a Juan Luis Vives, el humanista valenciano, quien primero conoce las obras de Erasmo en París y luego personalmente en Lovaina. Ambos mantuvieron contacto epistolar y coinciden en la temática tratada por ambos en sus escritos, “aunque no en cuanto al tono ni la vehemencia de sus críticas”. Sin embargo, es notable la influencia de Erasmo en Vives, a tal punto que abordan temas comunes especialmente de la actualidad política del momento. También menciona entre estas amistades a Francisco de Vitoria. Si bien Vitoria no conoció personalmente a Erasmo cuando llega a París, pues este ya había abandonado su universidad, Erasmo le escribe por recomendación de Vives, para pedirle ayuda contra los antierasmistas españoles.

Emperador Carlos

En cuanto a sus relaciones con España, dice Frayle que tiene el apoyo del mismo Emperador Carlos, Juan de Vergara, los hermanos Juan y Alfonso de Valdés, o el Inquisidor General Alonso de Manrique, arzobispo de Sevilla. Además, nos recuerda que Erasmo fue invitado por Cisneros para colaborar en la traducción de la Biblia políglota en la Universidad de Alcalá. La doctrina de Erasmo fue muy aceptada en España. Escribe Juan de Vergara a Juan Luis Vives, en 1522: “Es pasmosa la admiración inspirada por Erasmo a todos los españoles, sabios e ignorantes, hombres de iglesia y seglares”.

Muchas veces se puede ver en sus obras una “política cristiana, con la que con el Evangelio en la mano pretende atajar los males de Europa reformando a los individuos, tanto los príncipes, así como hasta el último cristiano, pero que se puede pensar, tal como lo hacen muchos de los críticos de Erasmo, que eso no es política, sino una moral cristiana”.