Según los sondeos realizados a la salida de las urnas, un 54 por ciento de las votantes blancas optaron por Trump. El 70 por ciento de los votantes de Estados Unidos son blancos (incluyendo a votantes hispanos considerados blancos). No se solía asociar el voto identitario con los votantes blancos sino con las minorías, pero la novedad de estas elecciones estaría en que en ciertas zonas del país la identidad blanca prevaleció sobre la identidad femenina, de modo que muchas mujeres votaron de la misma manera que lo hicieron los hombres aun si sentían antipatía por algunos aspectos del discurso de Trump.
Veintidós condados de Wisconsin, estado del Medio Oeste donde Trump obtuvo una victoria inesperada, cambiaron su voto del Partido Demócrata al Partido Republicano en cuatro años. En Iowa, nada menos que treinta y tres condados, un tercio del total, habían votado por Obama y luego lo hicieron por Trump. En los estados del Medio Oeste en los que Trump rompió una larga tradición de victorias demócratas, no se había producido un péndulo en ocasiones anteriores.El votante rural o de la ciudad pequeña se volcó con Trump de forma abrumadora. En el Medio Oeste, especialmente Pensilvania, Ohio, Wisconsin y Michigan, fue capital para la victoria del actual presidente. Pensilvania suele votar por el Partido Demócrata, pero ha habido excepciones en décadas recientes. Ohio suele oscilar, pero han sido más las victorias demócratas que las republicanas en ese mismo período. En el caso de Michigan y Wisconsin, se trata de un verdadero bastión demócrata.
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