Friedrich Schleiermacher (1768-1834), filósofo, discípulo intelectual de Spinoza y Kant, que centró su labor especulativa en el campo de la filosofía de la religión. Schleiermacher entiende la religión como el camino de comunicación con la divinidad. Para este autor, “la esencia de la religión consiste en el sentimiento de una dependencia absoluta”.
Para Schleiermacher lo que define la religión es la experiencia que vive el hombre de ser creación de una divinidad que lo trasciende por completo. Por lo tanto, el creyente no comprende a Dios racionalmente, sino que lo siente, tiene una experiencia divina. Schleiermacher defiende que la religión es el sentimiento de presencia de lo divino, denominado por él “piedad”. La piedad es, por lo tanto, el sentimiento de dependencia, de unión con un principio radicalmente superior a cualquier fenómeno que veamos. Desde esta línea, Schleiermacher afirma que “el milagro es simplemente el nombre religioso de un evento. Cada evento, hasta el más común y natural, se convierte en un milagro, tan pronto como la visión religiosa del mismo puede ser dominante. Para mí, todo es un milagro”.
La religión suprema es para Schleiermacher el cristianismo. Esto es así debido a que, en la fe cristiana, Dios mismo se convierte en hombre y canaliza el sentimiento religioso de modo definitivo.
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