Cuando a mediados de la primavera la mayoría de gobiernos del mundo impusieron confinamientos domiciliarios clavaron, en el camino, una estocada mortal a la industria de la aviación. La gente dejó de volar.
Según la Asociación Internacional de Aeropuertos hasta 193 aeropuertos europeos corren el riesgo de entrar en bancarrota a lo largo del año que viene. Sus terminales se han vaciado. El tráfico continental se ha desplomado un 73% interanual, lo que ha resultado en 1.200 millones de pasajeros menos acudiendo a los aeropuertos. La crisis llega incluso a los aeropuertos más grandes, entre los veinte principales del continente europeo han tenido que recurrir a créditos bancarios por encima de los 16.000 millones de euros. Alrededor de un 60% de sus ingresos ordinarios. La ausencia de pasajeros es insalvable. El aeropuerto de Madrid-Barajas registró en octubre unos 355 movimientos semanales. Un 70% por debajo de lo habitual un año antes.
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