El Comité señala que “el deseo de una persona de que un tercero o el propio Estado acabe con su vida en casos de gran sufrimiento físico y/o psíquico, debe ser siempre mirado con compasión”,pero matizan que “tal compasión no consideramos que legitime ética y legalmente una solicitud que, ni encuentra respaldo en la verdadera autonomía, ni queda limitada al propio espacio privado del individuo”.
“Junto con la efectiva universalización de los cuidados paliativos y la mejora de las medidas y recursos de apoyo sociosanitario, con especial referencia al apoyo a la enfermedad mental y la discapacidad,la sedación y los cuidados paliativos debieran constituir, ética y socialmente, el camino a emprender de manera inmediata, y no la de proclamar un derecho a acabar con la propia vida a través de una prestación pública”.
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