No hay más que ver, escribe William Hogarth, cómo nos acostumbramos poco a poco incluso a una indumentaria desagradable, a medida que se pone de moda, y qué pronto vuelve a desagradarnos cuando la moda pasa y una nueva moda se impone a nuestro espíritu. Así de vago es el gusto, cuando no posee unos principios sólidos a los que atenerse.
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