Recordó cómo durante los años de persecución religiosa en España era común despedirse con la expresión “hasta el Cielo”. Rafael Lluch, el más joven de los mártires enterrados en la basílica del Valle de los Caídos, que fue detenido por llevar una estampa de la Virgen de los Desamparados en el bolsillo y pertenecer a la asociación de la Medalla Milagrosa. El joven se despidió de su madre diciendo: “No llores, voy a dar la vida por nuestro Dios, en el Cielo te espero”.
El Valle de los Caídos está compuesto por una basílica pontificia menor, erigida como tal en 1960 por San Juan XXIII; sobre ella se instala una Cruz que es la más grande de la cristiandad con 150 metros de altura, o 300 metros si se cuenta desde el risco de la Nava donde está elevada. Y los brazos miden 24 metros cada uno; también está la abadía en la que vive una comunidad de religiosos benedictinos desde 1958; y una escolanía en la que estudian niños menores de 14 años que reciben una amplia formación musical. El P. Cantera aseguró que la Cruz que preside el valle es “un símbolo que nos recuerda la redención de Cristo, la reconciliación que nos ha alcanzado Dios y a la que nos invita entre todos los hombres”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario