Entierro de Calvo Sotelo, en el cementerio de La Almudena de Madrid, |
Unas 8.000 personas asistieron a los oficios religiosos en el funeral del político monárquico Calvo Sotelo. El gobierno había prohibido el saludo fascista, pero en aquella ocasión los ánimos estaban tan excitados, que, a pesar de que sólo pocos falangistas se encontraban presentes, todos saludaban como ellos. Los guardias de asalto, apostados en las bocacalles, montados en motocicletas, disparaban contra cuantos saludaban. El historiador Peter Kemp calcula que hubo varias cientos de víctimas como consecuencia de los disparos de los guardias de asalto (policía republicana). El asesinato de Calvo Sotelo por la policía republicana, dice Kemp, fue la señal para el estallido de la Guerra Civil, cinco días más tarde.
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