Tanto los creyentes de la Iglesia Católica como sus jerarquías tienen pleno derecho a expresar públicamente sus ideas y sus preferencias políticas. Exactamente el mismo derecho que los políticos e intelectuales. Si la mayoría de los obispos elude las declaraciones políticas concretas no es porque no tenga derecho a hacerlas, sino por considerar que no les conviene, sea por creer que su misión no es esa o porque en su grey existen diversas tendencias. Pero esa autorrestricción es asunto estrictamente suyo. Aunque los obispos se ciñan al terreno moral, está clara la proyección indirecta de este sobre la política. Y ello vuelve más oportuna y necesaria la expresión de la Iglesia, porque los valores morales que defiende parecen bastante más sólidos, bastante más elevados, que los defendidos por los políticos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario