Juan Pablo II escribía en la encíclica Fides et ratio que “el hombre no ha sido creado para vivir solo. Nace y crece en una familia para insertarse más tarde con su trabajo en la sociedad. Desde el nacimiento, pues, está inmerso en varias tradiciones, de las cuales recibe no sólo el lenguaje y la formación cultural, sino también muchas verdades en las que, casi instintivamente, cree. Las verdades simplemente creídas son mucho más numerosas que las adquiridas mediante la constatación personal”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario