El siglo XIX es considerado con justicia el siglo de la novela porque acuñó un modelo de novela tan potente que sigue siendo el modelo dominante hoy. No creo, dice Javier Cercas, que exista ninguna diferencia esencial entre la idea de novela de un lector común y corriente a finales del siglo XIX y a principios del siglo XXI, para ambos, una novela sería una ficción en prosa de una cierta extensión, por usar las palabras de E. M. Forster, en la que se narra la historia de unos personajes a través de los cuales se propone, por usar las palabras del propio Robbe-Grillet, el estudio de una pasión, o de un conflicto de pasiones, o de una ausencia de pasión, en un determinado medio. Todo lo que se aparta de ese modelo suele producir incomodidad o simplemente rechazo en el lector común; todo lo que se aparta de ese modelo no suele considerarse una novela.
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