El papa Francisco escribe que “Europa no puede ni debe deshacerse. Es una unidad histórica y cultural, además de geográfica. El sueño de los padres fundadores tuvo consistencia porque puso en práctica esa unidad. Ahora no se puede perder este patrimonio.Se ha debilitado con los años, también debido a algunos problemas administrativos y desidias internas. Pero hay que salvarla.
El más importante, dice el papa,es el diálogo entre las partes y entre los hombres. El razonamiento debe ser “primero Europa y luego cada uno”. El “cada uno” no es secundario, es importante, pero cuenta más Europa. En la Unión Europea se debe hablar, discutir, conocer. A veces, por contra, solo se ven monólogos de compromiso. No: es necesaria también la escucha.
Sobre el soberanismo y el populismo el papa Francisco opina que “el soberanismo es una actitud de aislamiento. Me preocupa, porque se escuchan discursos que se parecen a los de Hitler en 1934. “Primero nosotros, nosotros, nosotros…”; son pensamientos que dan miedo. El soberanismo es cerrazón. Un país debe ser soberano, pero no cerrado. Hay que defender la soberanía, pero también hay que proteger y promover las relaciones con los demás países, con la Comunidad Europea. El soberanismo es una exageración que siempre acaba mal: lleva a las guerras.Es lo mismo. Al principio no lograba entenderlo porque, estudiando Teología, profundicé el popularismo, es decir la cultura del pueblo; pero una cosa es que el pueblo se exprese y otra imponerle al pueblo la actitud populista. El pueblo es soberano,tiene una manera de pensar, de expresarse y de sentir, de evaluar, en cambio los populismos nos llevan a los soberanismos. Ese sufijo, “ismos”, nunca hace bien”.
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