Wenzel Peter, Adán y Eva en el Paraíso Terrenal |
Cuando Adán vio por primera vez a Eva, su deseo hacia ella no fue experimentado como un impulso egoísta de tomarla. Al contrario, él reconoció que estaba llamado a amarla. De hecho, era su cuerpo desnudo el que le reveló a hacer de sí mismo un don total para ella. Al hacerlo, juntos reflejaron el mismo amor de Dios. El amor de Dios es libre, total, fiel y dador de vida, y así fue el de ellos. El hombre puro, dice Jason Evert, experimenta los mismos deseos que cualquier otro hombre, pero no permite que la belleza del cuerpo de la mujer le haga perder de vista la dignidad y respeto.
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