Jared Diamond ve en la capacidad de domesticar plantas el origen del éxito de la civilización occidental. Cereales como el trigo, la avena o la cebada hicieron que Occidente dominara el mundo. Eurasia es un continente más ancho que alto, lo que implica que a medida que una civilización se expande a lo largo de un paralelo hacia Oriente u Occidente las condiciones climáticas y de luz son similares. Las plantas domesticadas irán adaptándose al nuevo territorio sin problemas. África y América son continentes altos y estrechos, y si una civilización se expande hacia el Norte o el Sur siguiendo un meridiano, las plantas domesticadas no pueden acompañarles puesto que las condiciones climáticas y de luz van cambiando, lo que obliga a un largo proceso de adaptación o a la domesticación de nuevas plantas. Como cuenta Diamond en su libro Armas, gérmenes y acero, esto explica por qué fue Europa la que conquistó América y no al revés. De hecho, podemos asociar las grandes civilizaciones con las plantas y animales que les servían de alimento.
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