Como el propio Mahoma había sido mercader, el islam nunca ha considerado las actividades mercantiles como ocupaciones inferiores; siempre ha manifestado respeto y estima por los mercaderes. Durante cientos de años, los árabes y sus correligionarios fueron los principales intermediarios en el comercio entre Europa y Asia. En este proceso facilitaron enormemente la difusión tecnológica. Muchos elementos de la tecnología china, entre ellos la brújula y el arte de la fabricación del papel, llegaron a Europa a través de los árabes. Introdujeron también nuevos cultivos, como el arroz, la caña de azúcar, el algodón, los cítricos, la sandía, y otros frutos y verduras. En algunos casos obtenían estas plantas en la India o en otros lugares de Asia y África, y después las difundían por Europa.
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