viernes, 22 de diciembre de 2017

Un apasionado lector.


Borges se veía a sí mismo no tanto como un escritor extraordinario sino como un apasionado lector. Comienza el poema “Un lector” diciendo: Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído. Cualquiera que haya leído a Borges estará en desacuerdo con esta valoración, pero cabe reconocer que la lectura prolífica de Borges tuvo un impacto extraordinario en su obra.



Borges escribió en “Poema de los dones”: Nadie rebaje a lágrima o reproche esta declaración de la maestría de Dios, que con magnífica ironía me dio a la vez los libros y la noche. Tal era la importancia de los libros para Borges, que en “Mis libros” dice: Mis libros (que no saben que yo existo) son tan parte de mí como este rostro de sienes grises y de grises ojos que vanamente busco en los cristales y que recorro con la mano cóncava. No sin alguna lógica amargura pienso que las palabras esenciales que me expresan están en esas hojas que no saben quién soy, no en las que he escrito. Mejor así. Las voces de los muertos me dirán para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario