Escocia, la cuna del golf. |
En una de sus crónicas desde Londres el corresponsal de la Vanguardia Augusto Assía cuenta que la guerra puede afectar a la naturaleza humana, pero no la modifica. La principal condición de la naturaleza humana, según la concepción que de la misma tiene el inglés, es que necesita del recreo tanto como del trabajo y, sobre todo, de la variación. En un equilibrio entre estos tres factores consiste para los ingleses la fórmula de la normalidad. El estado de guerra requiere más cuidadosa conservación de la normalidad que ningún otro, puesto que exige la mayor cantidad de energías y toda la inteligencia, clarividencia, unidad de propósito y armonía de que la nación es capaz. Ello contesta incidentalmente a la pregunta que se hacen tantos extranjeros. ¿Cómo es que durante la guerra los ingleses siguen jugando al golf, mantienen sus costumbres, sostienen ecuanimidad en su justicia y continúan disfrutando de su tradicional libertad? Los ingleses creen que sin aquellas cosas no puede hacerse la guerra, y que si se hace, se pierde.
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