Refugiados que llegan a Europa.

Sale en la prensa la preocupación del Papa Francisco por los refugiados que están llegando a Europa y la invitación a parroquias y otras instituciones de la Iglesia Católica para que los acoja y les ayude en momentos tan difíciles para ellos.

Refugiados llegando a Europa.

Hay quien opina que el Papa Francisco no tendría que invitar a la hospitalidad hacia los refugiados musulmanes. Son musulmanes, dicen, y todos conocemos como han tratado a los cristianos en sus países de origen. En algunos casos, siguen manifestando, incluso crucifican a cristianos y miembros de religiones minoritarias. Incluso, insisten, detrás de de estos refugiados y aprovechándose de esta situación hay terroristas que tarde o temprano harán derramar la sangre de los que les acogen.

Detrás de de estos refugiados y aprovechándose de esta situación hay terroristas que tarde o temprano harán derramar la sangre de los que les acogen.

El Papa Francisco al preocuparse de estas personas que buscan refugio obedece a los principios de su misma fe y recoge en su forma de actuar lo que manifiesta El catecismo de la Iglesia Católica: la Iglesia es también el sacramento de la unidad del género humano. Esta unidad ya está comenzada en ella porque reúne hombres "de toda nación, raza, pueblo y lengua" (Ap 7, 9).Para el Papa Francisco es imposible dejar a toda esta gente abandonada aunque alguno lo pague imitando a Judas.

Jesus Sanchez Adalid en su libro Treinta doblones de oro escribía “confía, solo confía… ¿Acaso crees que los que se creen libres lo son de verdad? Mil cautiverios sin cuento hay en esta vida, aun sin prisiones ni cadenas… Hasta los que se suponen ricos y felices se saben en el fondo cautivos: de sus afectos, de sus deseos, de sus pasiones, de sus pertenencias… Todos somos aquí cautivos… Aunque solo lo seamos del tiempo que pasa… Pero caminamos a pesar de eso, hermano, caminamos todos hacia la libertad… Y solo Dios puede liberarnos… Él destruirá un día todas las cárceles, todas las cadenas serán rotas, soltados los ataderos, descorridos los cerrojos y abiertas todas las puertas…”.