sábado, 14 de septiembre de 2024

Las guerras son cada vez más asimétricas

Las guerras son cada vez más asimétricas, con el enfrentamiento de grandes fuerzas militares contra otras más pequeñas y heterodoxas: rebeldes, movimientos separatistas, grupos insurgentes, milicias. Además, cada vez es más frecuente que las gane el bando con menos poder militar. Según un extraordinario estudio hecho en Harvard, en las guerras asimétricas que estallaron entre 1800 y 1849, el bando más débil (en número de soldados y armamento) alcanzó sus objetivos estratégicos en el 12 por ciento de los casos. Sin embargo, en las guerras que estallaron entre 1950 y 1998, el bando más débil prevaleció con más frecuencia: el 55 por ciento de las veces. Por diversas razones, el resultado de los conflictos asimétricos actuales tiene más probabilidades de decidirse en función de las estrategias políticas y militares de los dos bandos que de la pura fuerza militar. Es decir, un ejército moderno y de gran tamaño ya no basta para garantizar que un país pueda alcanzar sus objetivos estratégicos. Un factor importante que explica esta diferencia es que el bando más débil tiene cada vez más capacidad de infligir daños al adversario con un coste inferior. El uso de artefactos explosivos caseros (conocidos por sus siglas en inglés, IED) en Afganistán e Irak es un buen ejemplo. Un general de los Marines en Afganistán calculó que los IED habían causado el 80 por ciento de las víctimas en su unidad, y en Irak hubo unos años en los que estos explosivos fueron responsables de casi dos tercios de las bajas sufridas por las fuerzas de la coalición internacional, escribe Moisés Naím.


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